LA MASCOTA GERONTE

El tiempo pasa, nos vamos poniendo viejos… Los animales domésticos también sufren las consecuencias del paso del tiempo presentando un progresivo desgaste, no sólo de sus funciones orgánicas y metabólicas, sino también cognitivas y de comportamiento.

 

Geriatría en veterinaria

 

         Los constantes avances en la Medicina Veterinaria (en paralelo a aquellos de la Medicina Humana) han logrado incrementar la esperanza de vida de los animales domésticos. Es por eso que en los últimos años se ha estado desarrollando la disciplina conocida como Geriatría o Gerontología Veterinaria, que es la rama de la Medicina Veterinaria que se ocupa del tratamiento integral del paciente de edad avanzada. El principal objetivo es prevenir, detener o atenuar el deterioro orgánico y cognitivo, y mejorar la calidad de de los últimos años de vida de la mascota.

 

Edad y Vejez

 

         Tal como ocurre con los seres humanos, no todos los animales envejecen igual, por lo tanto no es posible asegurar una única edad para considerar que a partir de la misma el animal se vuelve viejo o geronte.

         Sin embargo, teniendo en cuenta el promedio de vida esperado en los distintos animales, se pueden hacer las siguientes consideraciones:

 

Tipo de mascota

Promedio de vida

Período Geriátrico

Canino talla gigante

8-10 años

desde los 6-7 años

Canino talla grande

12-13 años

desde los 8-9 años

Canino talla mediana

14-16 años

desde los 10-11 años

Canino talla pequeña

16-18 años

desde los 12-13 años

Felino

16-18 años

desde los 12-13 años

 

         Así como el Médico Veterinario se debe encargar de diagnosticar y tratar los problemas orgánicos asociados al deterioro de las funciones propios de la vejez, debe tener en cuenta también los aspectos comportamentales y cognitivos.

 

         Los animales domésticos sufren de un deterioro en su capacidad de aprendizaje y memoria, comparable en pequeña escala al que se produce en los seres humanos gerontes.

 

         Existen en los animales domésticos enfermedades neurodegenerativas seniles, como el Síndrome Confusional (semejante a los distintos tipos de Demencia Senil del ser humano), o el Síndrome de Disfunción Cognitiva (semejante a la Enfermedad de Alzhaimer). No es el propósito de este artículo desarrollar la fisiopatología de estas enfermedades, sino instruir al propietario del animal geronte acerca de cómo prevenir o atenuar el desgaste cognitivo de su mascota.

 

 

 

 

 

Signos a tener en cuenta: Ante la presentación de alguno de los siguientes signos, no dude en consultar al Veterinario especializado en Etología Clínica

 

– Alteración en la cantidad, calidad u horarios del sueño:

         – Cantidad: si su animal duerme más (hipersomnia) o menos (hiposomnia) 

            horas de lo que era habitual

         – Calidad: si se comporta de manera extraña antes de dormirse (deambula,

            jadea, vocaliza), si realiza movimientos espasmódicos o vocalizaciones

            mientras duerme (actividad onírica) en mayor medida que lo que era

            habitual, o si se despierta ansioso (incluso sobresaltado)

         -Horarios: si duerme de día y no de noche (inversión del ciclo).

 

 – Disminución de las interacciones sociales: si ya no se acerca a saludar al propietario cuando éste llega; si no se interesa por la llegada de vistas, sonido del timbre u otras actividades que habitualmente lo hacían reaccionar (ladrar, saltar, mover la cola, etc.)

 

– Disminución de la actividad lúdica: Si ya no se interesa por jugar sólo con sus juguetes o si no responde a sus llamados para jugar, o se acerca pero pierde el interés rápidamente.

 

– Pérdida de actividades o normas aprendidas: Si no obedece ciertas órdenes que había aprendido a realizar (sentarse, acudir al llamado, etc.), o si no respeta las áreas de eliminación (orinar y defecar) que había aprendido a utilizar (se debe descartar patologías orgánicas que cursen con poliuria, diarrea, incontinencia urinaria, enuresis o encopresis.)

 

– Pérdida de la orientación dentro de la casa: si se desorienta y entra en habitaciones o espacios a los cuales no solía entrar, o se queda quieto mirando una pared, o intenta atravesar una puerta por su bisagra en lugar de hacerlo a través de su abertura.


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